February 24, 2009

Historias de camión

Toda mi vida he tenido la costumbre de desconfiar de que las cosas funcionen, por eso sigue sorprendiéndome como los canadienses (incluso los Quebecos, que se consideran los más desorganizados) van por la vida confiando en que las cosas van a salir como deben, y cuando eso no sucede se topa uno con cada cuadro surrealista... 

El otro día iba yo rumbo a la escuela, generalmente aprovecho para leer algo de la clase así que voy más metida en la lectura que en ver a mi alrededor. Sin embargo no sé por qué ese día llegando a un crucero donde había una gasolinera levanté la vista lo suficiente para ver cómo el chofer se paraba, abría la puerta, agarraba sus cosas, se salía del camión y agarraba otro que pasaba por la calle para irse y dejarnos ahí abandonados con el camión encendido y la puerta abierta. 

La primera reacción fue voltear a ver si el chofer a alguien le había dicho "oritita vengo, voy a hacer pipí, ai me cuidan el changarro" o "quedé en hablar con mi vieja y aquí no tiene cobertura el cel, no tardo, no se roben el bus". Pero no, como buenos canadienses nadie, pero NADIE volteaba a hacer nada confiados en que el camión por arte de magia iba a seguir su camino sin retrasos. Después de 5 minutos ahí sin hacer nada medio se comenzaron a incomodar y me voltearon a ver como diciendo "y ora?"; como una tercera parte del camión hablaba inglés, la otra tercera francés y la otra una mezcla entre árabe y hebreo (nos quedamos a mitad del barrio judío) pues medio nos dimos a entender (lo que no hace la ONU lo logra un camión) y deducimos que al hombre se le había acabado su turno y que ahí debía aparecer su remplazo.

Para no hacerles largo el cuento estuvimos como 10 minutos parados con el camión en marcha mientras yo me preguntaba por qué los que se subían (porque hubo gente que se subió en esa parada) seguían pagando y pasando su tarjeta electrónica aunque era evidente que no había chofer. Cuando nos estábamos recuperando de la sorpresa ("jamás me había pasado esto en la vida" decía una señora), vemos que del baño de la gas sale un hombre corriendo con cara de angustia que se trepa en el camión y arranca. Lo curioso del caso es que nadie dudó que era el chofer, nadie le mentó la madre (más bien, le agradecimos venir a rescatarnos) y sobre todo, nadie se robó el camión!! miren que aquí son raros...   

   

 

February 08, 2009

El baño


El baño siempre ha sido como un momento especial, al menos en la cultura de la que vengo. 

Cuando somos bebés nos bañan antes de dormir como una forma de relajarnos mientras nuestros padres rezaban para que nos durmiéramos y los dejáramos descansar; al convertirnos en niños es la causa de múltiples regaños ya que preferimos seguir jugando o ver la tele que suspender esas actividades por algo tan mundano; después se convierte en parte de nuestra rutina y no pensamos mucho en ello, otra cosa más que hacemos mecánicamente.
 
En esta etapa de mi vida, cuando la energía no es la misma de antes y hay una niña que demanda mi atención constante, el baño se ha convertido en mi refugio. Es el momento en el que, si tengo suerte y no hay prisa por salir de casa, puedo tomarme unos minutos de más para pensar o solamente dejar que el agua me devuelva la energía perdida. No siempre lo logro, pero al menos sé dónde buscarla.