El otro día iba yo rumbo a la escuela, generalmente aprovecho para leer algo de la clase así que voy más metida en la lectura que en ver a mi alrededor. Sin embargo no sé por qué ese día llegando a un crucero donde había una gasolinera levanté la vista lo suficiente para ver cómo el chofer se paraba, abría la puerta, agarraba sus cosas, se salía del camión y agarraba otro que pasaba por la calle para irse y dejarnos ahí abandonados con el camión encendido y la puerta abierta.
La primera reacción fue voltear a ver si el chofer a alguien le había dicho "oritita vengo, voy a hacer pipí, ai me cuidan el changarro" o "quedé en hablar con mi vieja y aquí no tiene cobertura el cel, no tardo, no se roben el bus". Pero no, como buenos canadienses nadie, pero NADIE volteaba a hacer nada confiados en que el camión por arte de magia iba a seguir su camino sin retrasos. Después de 5 minutos ahí sin hacer nada medio se comenzaron a incomodar y me voltearon a ver como diciendo "y ora?"; como una tercera parte del camión hablaba inglés, la otra tercera francés y la otra una mezcla entre árabe y hebreo (nos quedamos a mitad del barrio judío) pues medio nos dimos a entender (lo que no hace la ONU lo logra un camión) y deducimos que al hombre se le había acabado su turno y que ahí debía aparecer su remplazo.
Para no hacerles largo el cuento estuvimos como 10 minutos parados con el camión en marcha mientras yo me preguntaba por qué los que se subían (porque hubo gente que se subió en esa parada) seguían pagando y pasando su tarjeta electrónica aunque era evidente que no había chofer. Cuando nos estábamos recuperando de la sorpresa ("jamás me había pasado esto en la vida" decía una señora), vemos que del baño de la gas sale un hombre corriendo con cara de angustia que se trepa en el camión y arranca. Lo curioso del caso es que nadie dudó que era el chofer, nadie le mentó la madre (más bien, le agradecimos venir a rescatarnos) y sobre todo, nadie se robó el camión!! miren que aquí son raros...