August 09, 2009

horarios

Casi toda mi vida he tenido horarios para todo y aunque me parece práctico, me choca. Es por eso que para mi un verdadero descanso es cuando me olvido del reloj.  

Desde niña las vacaciones que más recuerdo son aquellas en donde mis papás me llevaban en una camioneta café con camper muy parecida a la del protegonista de un programa de TV de los 70s que se llamaba Petrocelli. Era un programa de un abogado de Harvard hippie que vivía en un trailer park y que manejaba una camioneta; bueno, nuestra versión era la de los profes que viajaban por el país en la camioneta (equipada con cama y medio cocina, debo decir) y dormían en la playa. 

Todo esto viene al caso porque así aprendí a viajar, sin horarios y sin saber a dónde íbamos. Nuestro itinerario más planeado era algo así como "vamos a recorrer las playas del Golfo de México". Cuando tuve la edad para viajar sola, la capacidad para pagarme mis viajes y apoyada con un sólido entrenamiento como estudihambre en Europa, me escapaba de la escuela o del trabajo cada veranos para viajar de la misma manera. El marido pronto se acostumbró a mis desapariciones veraniegas sin reloj de las que llegaba renovada, en paz y lista para enfrentar otro año más de alumnos udemitas y clases con horario establecido. 

Siempre pensé que cuando tuviera hijos les iba a enseñar eso mismo. Evidentemente no conocía a la Mademoiselle. 

El primer día que la conocí decidió que no quería que la abrazara, que tenía mucho calor para eso. Después nos enseñó que le gusta dormir mucho y bien, a oscuras y con clima, en su esquema de siesta la carreola no tiene mucha cabida. Si a eso agregamos que el marido y yo leímos todos los libros imaginables sobre crianza del bebé y la constante era que los niños debían tener una rutina, el resultado es letal. Una niña con rutinas bien marcadas y de acuerdo a sus reglas. 

Ahora cuando queremos salir debemos esperar a que ella termine su siesta o nos enfrentaremos a su furia, no podemos desvelarla mucho porque le entra lo hiper y si no duerme al menos 11 horas cada noche a la mañana siguiente nos arriesgamos a que su palabra favorita sea "nooooooo". 

¿Festival de Jazz? de día, ¿Fête des enfants? antes o después de la siesta, ¿Parque? en la mañana. Finalmente el verano llegó y nosotros con el mismo horario invernal. ¿A qué edad podré llevarla a un concierto en la noche y a un parque a media tarde sin sufrir las consecuencias después? 

August 07, 2009

aniversario

Esta semana cumplimos un año de haber llegado a Montreal y el blog me ha acompañado desde entonces. 

A lo largo de este tiempo aprendí que se puede vivir con poco dinero y sin el consumismo regio, 
que en efecto la hija es lo más importante,
que soy nefasta cuando no tengo ningún proyecto en mente,
que se puede vivir sin coche teniendo una niña y dos perros, aunque no sale sobrando tener licencia de manejo, 
que el internet es maravilloso, 
que es delicioso no tener trabajo en invierno, 
que es horrible no tener nada qué hacer en invierno, 
que vivir en una ciudad con horarios de metro y autobús es genial,
que de Monterrey solo extraño a la gente,   
que soy más terca de lo que pensaba cuando se refiere a sacar la chamba y hacer lo que me propongo, 
que el marido y yo tenemos una excelente comunicación,
que soy la única en esta familia a la que el frío no le gusta tanto,  
que no puedo registrar cada momento de la vida de Michelle, por más que quiera.

No está mal para un año.