Jamás...
... habíamos estado tanto tiempo Aldo y yo juntos
... se había enfermado Michelle de gripa
... los perros habían dormido tan poco tiempo
... habíamos escuchado tantos berrinches en nuestra vida
... nos había parecido tan chica la casa
... habíamos conocido tanto a la Michelle
... había grabado tanto en un esfuerzo por hacer trabajar a la neurona
... Aldo y yo nos habíamos sincronizado con los dolores de espalda
... Michelle se había comunicado tanto y tan bien
... Aldo había paleado tanto
Al final y después de hacer meditación trascendental y de establecer negociaciones tipo Arabes e Israelíes (con mejor resultado, espero), subrevivimos. Los perros siguen vivitos y coleando, no hay divorcio en puerta y esperamos que algún día el terapeuta de Michelle diga que no sufrió algún daño irrevocable. ¡¡Bendito!!.
Las semanas de reclusión llegaron, las vivimos y se fueron. Como decía sabiamente el abuelo cuando llegaba toda la nietada a su casa ¨me da gusto cuando vienen, pero más cuando se van".
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