Hoy sonrió, jugó, nadó, pataleó, y hasta gateó rumbo a los brazos de papá sin miedo al agua.
En el camino voltea a ver a quienes están en la alberca grande y me pide por favor ir ahí. Como tantas otras veces, nosotros la ponemos a caminar y ella quiere correr.
Hoy en brazos de papá se sintió segura para experimentar nuevos ejercicios en el agua.
Hoy llegó con una sonrisa y cara de haber descubierto un nuevo placer.
En días así, agradezco no estar encerrada en un trabajo 12 horas al día en lugar de verla crecer.
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