March 26, 2010

Cuentos de hadas para princesas caídas


Me da pena decirlo, pero aunque corta, yo también tuve mi etapa de princesas. Tuve la suerte de tener unos padres que me dejaron ser sin nunca perder de vista la realidad. Gracias a ello, mi etapa princesa me dio la fuerza suficiente para soñar, pero con la certeza de que los finales felices no son nunca finales, sino principios.

Lo del príncipe azul es otra cosa. Nunca creí en príncipes ni en la bondad que demostraban, too good to be true.

La Mademoiselle está en una edad en que no hay mucha reflexión del contenido ya que no ve la película como un todo, sino en fragmentos. Si una mujer se pone vestido largo, canta y baila, tiene los atributos necesarios para convertirse instantáneamente en princesa.

Sin embargo los adultos no somos tan afortunados y tenemos la mala costumbre de analizar todo. Va ahora, para quien le interese, mi lista de lo mejor y peor de las clásicas películas de princesas.

La Cenicienta

Lo mejor: El hada madrina (SIEMPRE lo mejor es el hada madrina). Yo soñaba con la idea de que cuando estuviera en problemas alguien llegara y con su varita mágica me cantara algo chido e incomprensible (bibidibabidibú) mientras me sacaba del atolladero.

Lo peor: Que el hada madrina nunca llegó a mi vida y que la condenada cenicienta nunca hizo valer sus derechos. La explotaron por mensa, ella tuvo la culpa.

Blanca Nieves

Lo mejor: Los enanos, aunque les tenga que lavar y cocinar (hay que tomar en cuenta que ellos la mantenían).

Lo peor: Que en los primeros 5 minutos ya habían mandado matar a la protagonista quitándole el corazón y, sobre todo, la viejecita vestida de negro que es en realidad la malvada madrastra. Desde entonces nunca pude ver sin desconfianza a las pobres ancianas viudas que iban a la iglesia los domingos.

De hecho tardé mucho en armarme de valor y mirar de frente a Florita, una amiga “entrada en años” de la tía Cuqui que era buena como el pan pero que tenía la desventura de ser de tez muy blanca, chimuela, vestirse siempre de negro y llevar paliacate del mismo color en la cabeza. A la pobre Florita le costó más de dos cumpleaños de hermosas bolsitas de dulce y piñata hechas por ella para que la pudiera ver sin esperar que me ofreciera una manzana para envenenarme.   

La bella durmiente

Lo mejor: La bruja mala. A pesar de su muy latino complejo de inferioridad (como nadie me quiere y  me “hacen menos” no invitándome al bautizo, ai les va el hechizo para la princesa) es la mejor mala de todas, y cuando se convierte en Dragón se reivindica completamente de sus complejos e inseguridades ante mis ojos. La terapia le funcionó.

Lo peor: Aurora, la protagonista, porque nunca hace nada ni con ni por su vida, aunque baila lindo al final.

Me agrada que las princesas modernas hayan cambiado el estereotipo y la calidad de la música haya aumentado, pero a veces extraño que la mercadotecnia de las princesas haya sustituído a los cuentos de hadas. ¿No les pasa igual?

2 comments:

Patricia said...

me gusto...tu post me hizo reir y decir "es cierto" porque justamente esta mañana mientras Avril miraba anonadada su mantel de princesas, yo le decia a mi marido el engaño que nos hacian a las niñas con esos personajes, creer en el principe azul (que no existe, que si hay hombres buenos pero que ni son principes ni mucho menos azules), las princesas (siempre victimas, que no hacen nada de nada, solo dormir y esperar a que alguien mas las salve) y asi nos vamos enumerando tantas cosas tan irreales, por eso me gusta Mulan o Pocahontas.

Mónica Gutiérrez said...

Somos compañeras del mismo mal